La convulsión en los mercados de las materias primas es una de las principales consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Si la situación previa a la guerra ya era compleja, con aumentos de precios en muchas materias primas, tensiones en la cadena de suministro y crisis energética, a estas circunstancias se une un aumento de la inflación que frena la recuperación tras la pandemia, así como la necesidad de sustituir el suministro ruso y ucraniano.
Dada la necesidad de reducir la dependencia energética con Rusia, se producirá una reducción del aumento de la demanda de las materias primas energéticas (gas natural, petróleo, carbón) en beneficio de otros recursos, como los relacionados con energías renovables, mientras que la demanda de metales industriales experimentará un mayor crecimiento, aunque los precios elevados y riesgos de suministro podrían moderarlo.